¿Por Qué?

Cuando era muy joven solía sufrir de una de las condiciones más comunes de la adolescencia, el acné. En la escuela solían hacer burlas de mi rostro y llamarme por nombres despectivos. Se me hacía difícil hacer amigos por mi falta de auto estima y novias ni se diga. Mis ánimos estaban siempre por el suelo y poco a poco fui cayendo en depresión. Por motivos personales se que el acné es una enfermedad que afecta mucho más que un rostro. Afecta tu vida social y amorosa, tu auto estima y tú desarrollo como individuo competente y seguro de si mismo en una sociedad de gran competencia, donde las oportunidades no esperan por nadie. Sin embargo para aquellos que no lo sufren se les hace imposible ver lo difícil de la condición y lo tratan como una mera condición estética.

Durante el tiempo que estuve sufriendo de acné escuche un sin número de consejos de cómo curar esta condición y como borrarla de mi rostro por siempre. Muchas podían hacer sentidos mientras otras simplemente eran absurdas. Llegue a consultar con más de 7 doctores distintos sobre mi condición, 4 de ellos especialistas en la piel (dermatólogos) y sus teorías variaban en un gran rango. Uno de ellos me quiso cambiar a una dieta total mente vegetariana mientras otro quiso darme tratamientos con hormonas. Una de las doctoras a las que consulte solía pensar que la solución era sacar lo de adentro con agujas y untar triple antibióticos en las heridas y les puedo decir que de todos los tratamientos que probé ese fue el más doloroso. Pero el peor de todos fue una clínica a la que comencé a asistir cuyo tratamiento en mi piel fue echar ácidos naturales en el rostro para quemar y matar la capa superior de la piel la cual duraba de 4 a 5 días haciendo cascaras a lo que nacía piel nueva. Y algo que notaba es que mucho de los adolescentes que conocí en estas oficinas y tomando los mismos tratamientos que yo siempre había uno que otro que si le resultaba el tratamiento. Aunque yo no compartiera la misma fortuna y por mas insólito que fueran alguno de ellos, siempre había alguien a quien le daba resultados positivos.

Con esto llegue a la conclusión en mi trayectoria hacia la cura; que no existe un tratamiento único y milagroso para curar el acné en todas las personas. Cada persona es un mundo distinto y su cuerpo reacciona de manera diferentes a los distintos tratamientos. Por eso la mejor solución es buscar el tratamiento que te de resultados a ti personal mente y no tener miedo a intentar y probar todo método por más insólito que parezca. Como fue mi caso, el cual muchos no lo creen pero la simple reducción de alimentos con contenido lácteo (esto incluyendo los chocolates que todos sabemos que son acusados como uno de los causantes de acné más común) mi piel comenzó a mejorar a las 3 semanas de esta dieta. Hoy día sigo manteniendo esta dieta y mi acné es cosa del pasado. Mi auto estima esta por las nubes y mi vida amorosa es maravillosa. Por eso les incito a mantener una mentalidad abierta en los métodos curativos del acné y estar dispuesto a probar antes de criticar. De ahí nuestra misión de proveerles la mejor y mayor cantidad posible de información para que tengan la oportunidad de encontrar la cura que si les de resultados.